Juventud, divino tesoro. Así se habla de la juventud, con melancolía de un tiempo pasado. Seguro que guardas recuerdos de esos momentos enérgicos y dinámicos en los que entrabas a la vida adulta. Iban aumentando las responsabilidades, pero mantenías cierto sosiego y curiosidad por los derroteros de la vida.
Hay discrepancias sobre la juventud. Algunos hablan de ella como un estado de ánimo y forma de ver la vida. Otros hablan de una horquilla de edades que suele rondar entre los 18 y los 35 años. Quizá todos tienen razón, en la juventud existe un ímpetu característico. No obstante, quizá esto sea una cuestión generacional, una forma de vivir marcada por las experiencias. Por ello, al hablar de juventud, se considerará entre los 18 y los 35 años. Por ejemplo, los bonos de alquiler joven contemplan ese mismo segmento de edad.
¿CÓMO ES LA JUVENTUD?
Actualmente, la juventud es diversa. El uso de redes sociales, tecnología e internet ha diversificado los gustos y tendencias de la juventud de los lugares. Existen diferentes formas de vestir, de consumir, de comer, de ocio. A la vez, la globalización da la sensación de tener un abanico más amplio de opciones. No obstante, también ha favorecido el establecimiento de patrones comunes. Por ejemplo, la música que se escucha en Corea, también se escucha en España y en México.
Según el Informe Juventud en España 2020, la juventud actual tiende a valorar mejor los estudios universitarios que los estudios de formación profesional. Se destaca como influye el nivel educativo de sus padres, puesto que aquellas personas que tienen expectativas de estudiar en la universidad son mayoritarias si sus progenitores han estudiado. El hecho de sacar buenas notas, recibir premios o saber que tienen acceso a una beca también influye positivamente en sus expectativas.
El tipo de estudios que realizan está relacionado con los gustos de las personas. El informe muestra que la juventud siente que tiene autonomía a la hora de decidir el campo de sus estudios. Los gustos particulares influyen. Pero también se sienten cohibidos por factores estructurales como la posibilidad de empleabilidad y la movilidad social.
LA JUVENTUD Y EL EMPLEO
El informe muestra como existen “ninis”, pero no más ni menos que en tiempos pasados. Aun así, la juventud española tiene una de las tasas de desempleo más altas de la Unión Europea. Así mismo, se reconoce un aumento de la precariedad laboral de este conjunto de personas puesto que los contratos acostumbran a ser temporales y/o a tiempo parcial. Se identifica que esto es un riesgo ya que los salarios son bajos en cuanto al coste de la vida y porque son puestos de menor estabilidad, lo que les confiere una menor cobertura por desempleo. Todo esto se demuestra en relación con aspectos personales de sus vidas a nivel personal, familiar y organizativo, lo que se deriva en una falta de estabilidad emocional.
En cuanto al tipo de contrato, también se destaca como la juventud, en general, no tiene recursos para poder crear una empresa o proyecto. Esto se traduce en que los autónomos son un porcentaje mínimo de la población joven.
JÓVENES RURALES
InJuve publicó un monográfico dedicado a la juventud rural. La describen como “un segmento de población fundamental para el desarrollo social y económico, debido a su papel estratégico en todo lo concerniente a la despoblación del campo y la consiguiente regeneración de las áreas rurales en los ámbitos social, laboral y ambiental”. Son, por lo tanto, figuras clave del territorio que lo dinamizan.
No obstante, la tendencia es la migración de estas personas hacia núcleos más habitados ya que encuentran mayores oportunidades de empleo, acceso a la vivienda y mejores niveles de equipamientos, más servicios e infraestructuras y una mejora calidad de vida.
A pesar de ello, lo más importante, según este informe, es la voluntad. Hay jóvenes que quieren quedarse en los pueblos o comenzar a vivir en ellos y lo hacen.
¿QUÉ OPCIONES TIENEN LOS JÓVENES?
Como bien se demuestra, la educación se considera un factor clave a la hora de acceder a un empleo. Estos conocimientos son muy bien valorados y por eso, la mayor parte de la juventud decide acceder a la universidad. No obstante, se observa como la ambición de ocupar puestos de responsabilidad altamente remunerados no está extendida en la población joven. De hecho, se prefieren ocupaciones cualificadas manuales ya que están bien pagas, pero sin tener los niveles de estrés de los puestos de responsabilidad.
Teniendo todo esto en cuenta -el nivel de estudios, la precariedad, las preferencias particulares y el contexto de los pueblos-, la juventud rural tiene opciones para trabajar. Una importante, que no necesita mucha inversión, es el relevo generacional de negocios. En el mundo rural se observa como hay negocios que, tras la jubilación de los propietarios, se cierran. Esto afecta al tejido local puesto que suelen ser servicios necesarios como panaderías, fontanería, construcción, etc.
Por ello, la juventud puede tomar el relevo de negocios y, a la vez, aportar sus conocimientos e inquietudes. Sabiendo el dinamismo de este sector de la población, los cambios que pueden integrar son innovadores y aportan un valor añadido al territorio.
Además, la juventud rural no está sola: desde HèPic podemos acompañarla en la búsqueda de estos negocios y en la conceptualización de los cambios que quieran hacer. Con las formaciones pueden complementar sus conocimientos para gestionar esos negocios. Con las mentorías se pueden aterrizar las ideas y asesorar sobre inquietudes que puedan tener.
Por ello, tanto si quieres tomar el relevo como si quieres conocer el contexto del mundo rural, en HèPic podemos responder a todas esas cuestiones siempre valorando las ideas innovadoras que tengáis en mente. Podéis contactarnos a través del mail infohepic@aran.org o al número de teléfono 667670271.